Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, añadiría yo que es además el único que no se quita la venda de los ojos para ver lo que es un clamor.
Como cada año ha llegado el día de la lotería para los equipos deportivos de la ciudad, y digo la lotería porque parece ser que, como en los décimos que nos empeñamos en comprar año tras año en Navidad (¿he dicho ya que somos el único animal que tropezamos dos veces con la misma piedra?) no se trata de méritos sino de suerte.
Esto es como cuando alguien que se ha esforzado por estudiar, formarse y ha sacrificado tiempo y dinero para poder desempeñar una profesión tiene que aguantarse con un sueldo al que difícilmente se le puede llamar así mientras otros, que nunca han invertido ni esfuerzo ni dinero, viven cobrando un pastizal simplemente por haber tenido “suerte” (me vais a permitir dejarles aquí que cada uno interprete esta suerte como prefiera).
Supongo que debe haber unos baremos que indican qué cantidad de ayuda económica le corresponde a cada equipo en función de algo que desconocemos qué puede ser. ¿Masa social?, ¿méritos deportivos?, ¿gustos de quienes reparten este dinero?, ¿retorno de la ‘inversión?
Pongámonos en situación, los clubes de la ciudad que militan en lo más alto de sus divisiones son los dos equipos de rugby (El Salvador y el VRAC), el CPLV, el BSR y el Aula Cultural. Es a este último al que quería llegar. Con una masa social alrededor de los 600 abonados, semifinalistas de la Copa de la Reina y peleando por acceder a competición europea, el pasado año recibieron una subvención por parte del Ayuntamiento que no llegaba a cubrir los gastos que genera el alquiler del pabellón (de propiedad municipal para más sonrojo).
Ilusa de mí pensé que en el nuevo reparto alguien habría entrado en razón y se habrían dado cuenta del desagravio sufrido por el equipo de Pajarillos, pero no, hemos vuelto a tropezarnos con la misma piedra. Una piedra que ellas llevan intentando sortear muchas temporadas, primero en División de Honor Plata y ahora desde la zona alta de la clasificación de División de Honor. No se trata de ir en contra de nadie pero, ¿por qué el club de fútbol recibe casi el doble que el año pasado? ¿Cuál ha sido su mérito, descender de categoría? ¿Por qué los chicos del balonmano, con todo el respeto que se merecen, reciben 20 veces más que las chicas cuando son un club de reciente creación que milita en División de Honor Plata?
Por más que lo intento no me salen las cuentas. Luego se nos llena la boca hablando de igualdad, cuando está claro que esta igualdad no existe, cuando consigan la clasificación para Europa quienes les niegan el sustento correrán a hacerse la foto con ellas.
Me avergüenza el reparto de subvenciones, me avergüenza que el Ayuntamiento no haya sido capaz de enmendar el error de la temporada pasada, el desagravio que hace entre hombres y mujeres en un mismo deporte. Y esta vergüenza se convierte en orgullo al ver lo que estas chicas, que se llevan sus propios bocadillos para los desplazamientos, están haciendo en la máxima división del balonmano femenino español. Me llena de orgullo ver lo que el equipo de mi barrio está consiguiendo, solo con esfuerzo, trabajo y mucho talento.
No servirá de nada protestar, nuestras quejas caerán en saco roto, pero no pienso callarme lo que me parece la mayor de las injusticias en el deporte de élite de la ciudad.
#EstamosConElAula